Dios Padre Nuestro

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”Además, habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige:

Hijo mio, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni te desanimes al ser reprendido por El; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.

Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?  Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos?  Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad.  Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia.” (Hebreos 12:5-11)

La sociedad frecuentemente culpa los padres por la delincuencia juvenil, y un niño generalmente se siente cómodo caminando al lado del padre… tenemos un sublime Padre Celestial sublime, pero a veces no caminamos a su lado.

El padre generalmente sabe mejor porque ha acumulado experiencias de la vida, pero cuando los niños deprecian la orientación de los padres y desobedecen a sus padres, los jóvenes frecuentemente buscan problemas y resultados indeseables. Hijos, obedeced a vuestros padres porque vos dan conocimiento y la sabiduría de la vida en una bandeja de plata para evitar sus adquisiciones a través de errores lamentables.

Debemos implorar al Padre Celestial por Conocimiento y Sabiduría transmitidas por el Espíritu Santo para nuestra santidad. El Espíritu Santo concede, lo que le plazca, la información a los creyentes que ellos nunca podrían alcanzar naturalmente. A través de la sabiduría podemos juzgar al mundo en la contemplación de Dios, llevar las cargas de esta vida, y responder a nuestro prójimo con caridad y paciencia. No podemos adquirir el don a través del estudio o la experiencia porque la sabiduría es la aplicación del conocimiento divino.

”Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo, sino que hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que, desde antes de los siglos, Dios predestinó para nuestra Gloria.” (1 Corintios 2:6-7)

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