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“Pero alguno dirá: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Y con qué clase de cuerpo vienen?” (1 Corintios 15:35)

”He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados  en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”. (1 Corintios 15:51-53)

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Nuestros cuerpos imperecederos ya no sufrirán de enfermedad y muerte, ni serán sometidos al calor y al frío, ni al hambre y la sed. Nuestros nuevos cuerpos serán honrados en que no serán avergonzados o vergonzosos a causa del pecado. Nuestros cuerpos terrenales son “débiles” de muchas maneras, como sujetos a las leyes naturales de la gravedad, del tiempo y del espacio, y debilitados por el pecado y sus tentaciones. Nuestros cuerpos glorificados no estarán sujetos a ningún tipo de debilidad. Así como nuestros cuerpos terrenales están perfectamente adaptados a la vida en la tierra, nuestros cuerpos incorruptibles también estarán para la vida en el cielo. Seremos glorificados con Cristo en nuestros cuerpos incorruptibles.

“Todos seremos cambiados”, significa muerto y vivo, que están con Dios o con Satanás. Estos últimos, sin embargo, sufrirán efectos malignos.

”Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; ás bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.  (Mateo 10:28)

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