Capítulo 8 del Misterio de Jesús

 

Los fariseos han objetado que los milagros de Jesús eran insatisfactorios para probar la llegada del Mesías.

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La Biblia de las Américas (LBLA)

(Marcos 8:1-26)

Alimentación de los cuatro mil

1 En aquellos días, cuando de nuevo había una gran multitud que no tenía qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Tengo compasión de la multitud porque hace ya tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y si los despido sin comer a sus casas, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos. Sus discípulos le respondieron: ¿Dónde podrá alguien encontrar lo suficiente para saciar de pan a éstos aquí en el desierto? Y El les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos respondieron: Siete. Entonces mandó a la multitud que se recostara en el suelo; y tomando los siete panes, después de dar gracias, los partió y los iba dando a sus discípulos para que los pusieran delante de la gente; y ellos los sirvieron a la multitud. También tenían unos pocos pececillos; y después de bendecirlos, mandó que éstos también los sirvieran. Todos comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas. Los que comieron eran unos cuatro mil; y los despidió. 10 Y subiendo enseguida a la barca con sus discípulos, fue a la región de Dalmanuta.

Los fariseos buscan señal

11 Entonces salieron los fariseos y comenzaron a discutir con El, buscando de El una señal del cielo para ponerle a prueba. 12 Suspirando profundamente en su espíritu dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? En verdad os digo que no se le dará señal a esta generación. 13 Y dejándolos, se embarcó otra vez y se fue al otro lado.

La levadura de los fariseos

14 Y se habían olvidado de tomar panes; y no tenían consigo en la barca sino sólo un pan. 15 Y El les encargaba diciendo: ¡Tened cuidado! Guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes. 16 Y ellos discutían entre sí que no tenían panes. 17 Dándose cuenta Jesús, les dijo: ¿Por qué discutís que no tenéis pan? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Tenéis el corazón endurecido? 18 Teniendo ojos, ¿no veis? Y teniendo oidos, ¿no ois? ¿No recordáis 19 cuando partí los cinco panes entre los cinco mil? ¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogisteis? Y ellos le dijeron: Doce. 20 Y cuando partí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos le dijeron: Siete. 21 Y les dijo: ¿Aún no entendéis?

El ciego de Betsaida

22 Llegaron a Betsaida, y le trajeron un ciego y le rogaron que lo tocara. 23 Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: ¿Ves algo? 24 Y levantando la vista, dijo: Veo a los hombres, pero los veo como árboles que caminan. 25 Entonces Jesús puso otra vez las manos sobre sus ojos, y él miró fijamente y fue restaurado; y lo veía todo con claridad. 26 Y lo envió a su casa diciendo: Ni aun en la aldea entres.

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