______________________________________________________________
______________________________________________________________
15 Muchos recaudadores de impuestos y pecadores se acercaban a Jesús para oírlo, 2 de modo que los fariseos y los maestros de la Ley se pusieron a murmurar: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos».
3 Él entonces contó esta parábola: 4 «Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla? 5 Y cuando la encuentra, lleno de alegría, la carga en los hombros 6 y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se me había perdido”. 7 Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse. (Lucas 15:1,7)
______________________________________________________________
Jesús está comiendo con publicanos y pecadores y a los fariseos y maestros de la ley no les gusta.
- El corazón de Dios incluye a aquellos que están fuera del redil.
Recuerde que Jesús está comiendo con los recaudadores de impuestos y los pecadores. Son ovejas perdidas. Jesús está tratando de hacerles saber a estos fariseos y maestros de la ley cuánto se preocupa por los que están fuera del redil. Jesús les está diciendo que no son las ovejas que están en el redil las que necesito encontrar… sino las que no están. Por eso vino a buscar y salvar a los que están perdidos.
- Dios se regocija por el arrepentimiento.
Lo único que más regocija a Dios y a todo el cielo es que una persona se arrepiente. Dios celebra cuando se encuentra un alma perdida. Esto dispara una flecha directo al corazón de por qué vino Jesús y cuán maravillosa es nuestra salvación.
El gozo puesto delante de él era el de todas las ovejas descarriadas (es decir, tú y yo) que se arrepentirían y se reunirían con él y el Padre.
Dios tiene un amor absolutamente maravilloso por ti y por toda la humanidad. Si hay otra lección maravillosa en la parábola de la oveja descarriada, es esta:
No abandonemos a nadie que se haya desviado de la fe o que no esté actualmente en el redil. Oremos, busquémoslos y amémoslos. Es lo que hace Jesús y es el corazón del Padre. Veamos si podemos encontrar alguna oveja perdida y comenzar una gran celebración en el cielo.
______________________________________________________________