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Yo había meditado sobre los dones del Espíritu Santo durante la Hora Eucarística, el 8 de Junio de 2012, y la siguiente metáfora me inspiré: somos los aerogeneradores y el Espíritu Santo es el viento. Sopla la turbina cuando y como quiere… la turbina se rinde ante el viento.
Cuando nos rendimos al Espíritu Santo, Él nos concede sus dones como quiere y nos convertimos en sus instrumentos, porque entregamos nuestro intelecto y nuestra voluntad a Su control. San Tomás de Aquino dijo: los dones de sabiduría, entendimiento, conocimiento y consejo dirigen nuestro intelecto, mientras que la fortaleza, piedad y temor de Dios dirigen nuestra voluntad.
El día después de la Hora Eucarística, me desperté bajo una mezcla de emociones, mientras que oí una voz alta, clara e inequívoca: “tu sufrimiento es tu tesoro”. Me di cuenta de que era un mensaje del Espíritu Santo.
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