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El ensayo es un abstracto del artículo “El Quinto Dogma Mariano: Arma no utilizada de la Iglesia”, por Dr. Mark Miravalle y Richard L Russell.
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Las apariciones de Fátima ocurrieron al final de la Primera Guerra Mundial, y apariciones significativas sobre política internacional ocurrieron al final de la Segunda Guerra Mundial en Amsterdam, Holanda. La Santísima Madre tuvo 56 apariciones, de 1945 a 1959, a una humilde mujer holandesa.
La Santísima Madre, La Señora de Todos los Pueblos, advirtió sobre una era venidera de “degeneración, desastre y guerra”. Ella ofreció ayuda si los católicos le pedían al Santo Padre que proclamara el quinto y último Dogma Mariano de Corredentora, Mediadora y Abogada. Traería un descenso del Espíritu Santo como el Pentecostés.
El Quinto Dogma Mariano es un arma en desuso en el arsenal de la Iglesia en medio de la degeneración, el desastre y la guerra del mundo. Los papas han enseñado oficialmente a lo largo de los siglos que la madre de Cristo es la Madre Espiritual de Todos los Pueblos.
Ella intercede como Abogada de nuestras necesidades con perseverancia maternal y poder más allá de todos los demás santos. María lleva las necesidades humanas al trono de Cristo y tiene el mayor poder de intercesión ante su hijo. Se la llama la “abogada” de la intercesión humana desde el Siglo II.
María es la mediadora para la dispensación de gracias a la humanidad, ella intercedió para traer a Cristo, la fuente de todas las gracias, al mundo, y Cristo la nombró en la culminación de su sacrificio redentor en la cruz, la madre espiritual de todos los pueblos para dispensar gracias a la humanidad.
María compartió de manera única el sacrificio de Cristo para redimir a la humanidad entregando Su cuerpo y sufriendo con Cristo en el Calvario. La Iglesia la llama “Corredentora” desde el siglo XIV. “Co” significa “con”, no “igual”.
El reconocimiento de la Santísima Madre como Corredentora, Mediadora y Abogada y la petición al Santo Padre para la declaración del dogma tienen una larga tradición en la Iglesia. Las campañas de petición son manifestaciones del fiel consenso para animar al Santo Padre a un determinado curso de acción, deben ajustarse a la fe y las enseñanzas morales de la Iglesia y someterse con una obediencia incondicional a la última decisión papal.
El reconocimiento gratuito y el anuncio solemne del Santo Padre del papel de María como Corredentora, Mediadora y Abogada le permitiría promulgar plenamente la intercesión humana. La historia muestra que las gracias se derraman sobre la Iglesia después de la proclamación de los Dogmas Marianos. Cuanto más solemnemente reconozcamos las funciones de María, más poderosamente podrá ejercerlas.
La Iglesia Católica necesita las armas de Fátima y Amsterdam para combatir el ataque del mal en el mundo.
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