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Los fundadores de América se profetizaron que la nueva nación seguiría a Dios y seria bendecida. América se convirtió en la nación más próspera, segura, venerada y ponderosa  en el siglo XX.  Sin embargo, América comenzó a abandonar a Dios hasta que LO expulsaron de su vida nacional — cultura, gobierno y educación.

El gobierno prohibió de la oración y la lectura de la Biblia en las escuelas públicas y   redefinició una nueva moral revertindo el bien con el mal y el mal. La cultura Americana creció carnal, gruesa, indulgente y materialista, saturó el mundo con la pornografía y legalizo el aborto.  Consulten el artículo la Crueldad en los Estados Unidos.

Los adversarios de la Apostasía fueron burlados, marginados, vilipendiados y en peligro de persecución — una civilización en guerra contra sus principios fundamentales y contra Dios. Los fundadores de los Estados Unidos advirtieron: si los Estados Unidos alguna vez desafiar a Dios, la nación incurrirá en su juicio.

En las consecuencias de 9/11 los estadounidenses acudieron en masa a las casas de culto a invocar la bendición de Dios a la América — un renacimiento spiritual que duró unas tres semanas — ya que América creció en la apostasía e incurrió en el juicio de Dios.

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