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El Temor de Dios es un don sanctificador del Espíritu Santo, el principio de la Sabiduría y el fundamento de la vida religiosa. El don efectua armonía, temor filial de Dios, y conformidad con las normas de Dios para que el miedo desciende y el amor asciende.
Las siguientes citas bíblicas presentan la transición del miedo al amor:
“Ruina y miseria son sus caminos. El camino de la paz no lo conocieron, no hay temor de Dios ante sus ojos” (Romanos 3:16-18).
“Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres” (Lucas 18:2).
“Y si llamáis Padre a quien, sin acepción de personas, juzga a cada cual según sus obras, conducíos con temor durante el tiempo de vuestro destierro” (1 Pedro 1:17).
“Y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen” (Lucas 1:50).
“… Queridos míos, purifiquémonos… consumando la santificación en el temor de Dios” (2 Corintios 7:1).
“No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo” (1 Juan 4:18).
El Padre Celestial envió a Su único hijo al mundo para darnos la última prueba de amor — Cristo murio en una cruz para hacernos coherederos del Reino de Dios.
“Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Juan 15:13).
“Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ‘¡Abbá, Padre!’ De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios” (Gálatas 4:4-7).
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