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”Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: ‘Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se me había perdido.’ Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse” (Lucas 15: 4-7).
Jesús está particularmente preocupado por el pecador perdido y arrepentido. La parábola compele el pecador arrepentido busque el sacramento de la Penitencia. Se compone de cuatro partes.
- El Arrepentimiento significa que lamentamos profundamente hemos pecado, y tenemos la intención de arreglar nosotros.
- La Confesión es el acto de comunicar nuestros pecados a un sacerdote. El acto es absolutamente necesario para los pecados mortales, pero también es una práctica saludable para los pecados veniales.
- La Penitencia consiste en oraciones o acciones privadas que el confesor recomienda al penitente para la expiación de sus pecados.
- La Absolución son las palabras que Cristo habla, a través del confesor, para liberarnos de los pecados.
El sacramento de la Penitencia tiene los siguientes efectos.
- Nos reconcilia con Dios y nos restaura el estado de gracia.
- Nos reconciliamos con la Iglesia.
- Somos redimidos de la condenación eterna contraída por el pecado mortal.
- Recibimos el perdón, al menos parcialmente, de las penas temporales consecuencia del pecado.
- Logramos la paz y la serenidad de la conciencia y el consuelo espiritual.
- Recibimos un aumento de la fuerza espiritual para evitar el pecado.
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