“Y les decía: ¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un almud o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque nada hay oculto, si no es para que sea manifestado; ni nada ha estado en secreto, sino para que salga a la luz. Si alguno tiene oídos para oír, que oiga. También les decía: Cuidaos de lo que oís. Con la medida con que midáis, se os medirá, y aun más se os dará. Porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.” (Marcos 4:21-25)
La Biblia se refiere a Cristo cada vez que menciona “La Luz”; Él es la luz de la parábola. Jesús encarnó para ser “La Luz” del mundo en la redención de la Humanidad y en la introducción de un nuevo estilo de vida.
“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros.” (Juan 13:34-35)
“Presta atención a lo que se escucha” en el Evangelio para reflejar “La Luz” en el mundo. Cuando leemos la Biblia, oímos la voz de Cristo que habla a nuestro corazón.
“Y El le dijo: Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amaras a tu projimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.” (Mateo 22:37-40)